jueves, 1 de diciembre de 2011

LAS VOCES QUE NO SON ESCUCHADAS.


“…UNA VOZ GRITA EN EL DESIERTO: PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR…” Mc. 1.1-


Que difícil nos resulta hoy, el ejercicio de escuchar.
Paradójicamente pertenecemos a la cultura de las comunicaciones más sofisticadas y sin embargo se hace cada vez más difícil el ejercicio de escuchar.
El dialogo necesario para alimentar cualquier relación cedió ante  los  audífonos egoístas, las relaciones surgidas en Internet, no logran llenar el corazón y las expectativas porque están fundamentadas en la mentira  de  falsa identidades.
Hoy hemos perdido la capacidad de escucha, solo oímos música estridente y a grandes volúmenes.
Pero en medio de este caos, también nuestra relación con Dios ha sufrido quizás más de lo que imaginamos. Extasiados en la era tecnológica, fascinados por los paraísos artificiales que hemos creado, hemos ido clausurando la vida del espíritu. Dios que en otro tiempo lo era todo, aparece por momentos de manera intermitente, sin repercusiones en la vida.
Su voz no se quiere escuchar, y se silencia con el ruido ensordecedor, y la solitaria enajenación al frente de un computador; pero tampoco se quiere escuchar la voz de los nuevos profetas silenciando sus voces a fuerza de torturas, cárcel, intimidación y muerte.
Esos profetas que también hoy como en tiempos de Juan tienen nombre propio.
-Las mujeres de los países musulmanes  que luchan y gritan igualdad y respeto que a nombre de Dios les quitan y les niegan.
-Los profetas cristianos que mueren asesinados en el Cairo, Alejandría y que su único delito es el de no ser musulmanes.
-Los profetas estudiantes de Europa, que gritan a los países ricos, que la persona es más importante que el mercado y la bolsa, y que la pobreza y la miseria de los países de América y África son una bofetada contra Dios.
-Los profetas sin nombre, olvidados en los cementerios de Colombia, que prefirieron la muerte antes que claudicar de sus principios, y a los que a fuerza de mentiras sirvieron para ganar medallas y dinero.
-La voz profeta de las multitudes que marchan rechazando a los violentos y a sus discursos  de mentiras.
-La voz débil de los niños que no pudieron nacer, porque se les negó la posibilidad de disfrutar la vida.
Esas voces y otras tantas que no se callan, y que siguen hoy gritando en medio del desierto porque no hay quien las escuche.
“UNA VOZ GRITA EN EL DESIERTO….”

Domingo 2 de diciembre de 2011
Segundo domingo de adviento.