"LOS MAESTROS DE LA LEY Y LOS FARISEOS, ENSEÑAN CON AUTORIDAD QUE VIENE DE MOISÉS, HAGAN LO QUE ELLOS DICEN, PERO NO SIGAN SU EJEMPLO" Mt. 23,1-11
Casi siempre queremos aparentar frente a los demás, escondiendo nuestras fallas y defectos.Tememos que nuestra imagen sufra, porque queremos aprobación de los demás.Este comportamiento contiene un poco del sentido de supervivencia que es inherente a nuestra condición humana.
Pero una cosa es bien distinta cuando encubrimos nuestras miserias y exigimos a los demás pulcritud, tratándolos como lo peor. Muchos esconden así sus pecados a fuerza de señalar a los demás.
Los fariseos y los escribas no escapaban a esta realidad: eran los lideres religiosos, pero sus actitudes dejaban mucho que desear,pues ocultaban su misera vida con un vaho de santidad y pureza
Ellos exigían lo que no vivían.
Vvivían su existencia al margen de lo que creían, mientras se daban ínfulas de santidad.
La hipocresia en su vida religiosa resultaba insoportable para Jesús.
Pero resulta que también hoy caemos en este gran pecado. Vivimos una vida cotidiana al margen de lo que creemos, y no solo los sacerdotes, somo todos los que tenemos una responsabilidad de liderasgo en la comunidad,
Los políticos se hacen elegir con promesas que nunca cumplen, los maestros enseñan cada vez menos con la vida, los sacerdotes olvidamos que estamos para el servicio de la comunidad, los servidores publico caen dócilmente en la doble moral y muestran una cara que no es la verdadera.
Vivir la vida exigiendo mas de lo que damos, señalando a los demás, cuando nosotros no movemos un dedo, viviendo una vida religiosa al margen de una autentica fe, es a lo que Jesús hoy nos pone en alerta.
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