La montaña es siempre lugar de apartamiento de Cristo en busca de la necesaria proximidad y discreto dálogo con el Padre,cuya volundad debe consultar a menudo. La montaña es escenario privilegiado, donde hay revelacion divina. Las bienaventuranzas,las tentaciones, la revelacion de su misterio, su muerte, todo sucede en la montaña. subamos por tanto a la montaña y contemplemos la revelacion de la Palabra. reconozcamos en su cima, al que se nos da como Palabra de vida eterna.
viernes, 24 de junio de 2011
sábado, 18 de junio de 2011
LA SANTISIMA TRINIDAD
En no pocas ocasiones el lenguaje teológico ha hecho difícil lo fácil y su terminología termina haciendo incomprensible la revelación, "para quienes andamos a píe".
Desde sus inicios la Iglesia tuvo necesidad de definir conceptos,y datos revelados, dándoles un ropaje filosófico y teológico de acuerdo a la época, esto por supuesto trajo luego algunas confusiones.
un ejemplo lo tenemos en el lenguaje que en su momento revistió el dogma de la Santísima Trinidad.
Que Dios sea uno, es claro para las tres grandes religiones monoteístas (Judaísmo, Cristianismo, Islamismo)
pero como entender que en esa unidad de Dios hay tres personas distintas?
Quien nos planteo el problema sin matices, ni ropajes teológicos fue Jesús.
Su relación con el Padre era evidente,su alimento consistía en hacer su voluntad. Cualquier desición era consultada con El, en prolongada oración.
Su amor es tan profundo, que se fundían en uno solo sin dejar de ser cada uno.Quien veía a Jesús, veía al Padre, pero al mismo tiempo era camino seguro para llegar a El.
Padre, Hijo y Espíritu Santo uno solo, sin por ello perder identidad, como solo el amor puede lograrlo.
En medio de una sociedad egoísta, donde el Yo prevalece sobre el nosotros es difícil comprender el amor de las tres divinas personas, que se juntan en un solo corazón, sin perder nada de su individualidad.
Que dificil comprender que los esposos sean uno, sin imposiciones, ni conpetencias de genero.
Que difícil entender el amor gratuito de Dios, que nos da a su hijo querido, en medio de una sociedad desequilibrada, que impone el criterio del dar esperando recompensa.
La dificultad para entender hoy el dogma de la Trinidad, es mas bien de no entender el amor.
A Dios se le entiende y se le comprende desde la vivencia del amor. Ya san Juan lo dice: Dios es amor-.
Y con grito desgarrador el otro Juan, el de la Cruz, el enamorado, nos diría: el amor no es amado.
lunes, 13 de junio de 2011
EL NUEVO PACTO DE DIOS.
Determinar que tiempo transcurrió, desde la resurrección hasta la venida del espíritu Santo,sigue siendo tema de discusión bíblica.
El autor de los Hechos de los Apóstoles lo sitúa en la fiesta judía de Pentecostés, 50 días después de la celebración de la pascua. En ella se recordaba el pacto en el monte Sinai, luego de la salida de Egipto.
Estaban en un mismo lugar, perseverando en la oración con algunas mujeres, entre ellas la madre de Jesús.
Desde entonces la comunidad será el lugar de encuentro de los discípulos de Jesús. No se podrá entender un discípulo sin una comunidad que respalde su fe. Unidad en medio de la diversidad, porque no somos miembros en serie, ni pensamos, ni vestimos, ni caminamos de la misma forma. Como nos recordara San Pablo ejerciendo cada uno su carisma, construimos la unidad del único cuerpo eclesial.
Los símbolos del viento de fuego evocan la manera como es persivida la intervención de Dios,precedida de signos externos, como lo fue en el monte Sinai, y en el bautismo de Jesús.
Allí ya no están las 12 tribus de Israel. Están los hombres y mujeres de todo el mundo a quienes se convoca por medio de la Iglesia, a un nuevo pacto sellado, ya no con la sangre de un carnero, sino con la sangre del único cordero que quita el pecado del mundo
Nace entonces en Pentecostés el nuevo pacto de Dios, ya no con mirada miope de un solo pueblo,sino en la amplitud de toda la humanidad.
Comienza el proyecto de la construcion del nuevo templo, donde el único interés es la glorificacíon de Dios.
Pentecostés se constituye en la antítesis de Babel donde un proyecto común, se comvierte poco a poco en proyecto personal y egocéntrico y por tanto cae y se destruye. En Pentecostés ya no hay caos de lenguas, porque se inaugura un nuevo lenguaje universal, donde se adora a Dios en Espíritu y en verdad.
Como en aquel día, la Iglesia hoy, unida en oración se adelanta a renovar el pacto de la nueva alianza, pero será ya no apoyados en la fuerza de la ley y su estricto cumplimiento, aquí la única fuerza capaz de transformarlo todo, será la fuerza del espíritu de Jesús: EL AMOR.
Pequeña sala, en la parte superior del Cenáculo donde la tradición sitúa la venida del espíritu santo. |
El autor de los Hechos de los Apóstoles lo sitúa en la fiesta judía de Pentecostés, 50 días después de la celebración de la pascua. En ella se recordaba el pacto en el monte Sinai, luego de la salida de Egipto.
Estaban en un mismo lugar, perseverando en la oración con algunas mujeres, entre ellas la madre de Jesús.
Desde entonces la comunidad será el lugar de encuentro de los discípulos de Jesús. No se podrá entender un discípulo sin una comunidad que respalde su fe. Unidad en medio de la diversidad, porque no somos miembros en serie, ni pensamos, ni vestimos, ni caminamos de la misma forma. Como nos recordara San Pablo ejerciendo cada uno su carisma, construimos la unidad del único cuerpo eclesial.
Los símbolos del viento de fuego evocan la manera como es persivida la intervención de Dios,precedida de signos externos, como lo fue en el monte Sinai, y en el bautismo de Jesús.
Allí ya no están las 12 tribus de Israel. Están los hombres y mujeres de todo el mundo a quienes se convoca por medio de la Iglesia, a un nuevo pacto sellado, ya no con la sangre de un carnero, sino con la sangre del único cordero que quita el pecado del mundo
Nace entonces en Pentecostés el nuevo pacto de Dios, ya no con mirada miope de un solo pueblo,sino en la amplitud de toda la humanidad.
Comienza el proyecto de la construcion del nuevo templo, donde el único interés es la glorificacíon de Dios.
Pentecostés se constituye en la antítesis de Babel donde un proyecto común, se comvierte poco a poco en proyecto personal y egocéntrico y por tanto cae y se destruye. En Pentecostés ya no hay caos de lenguas, porque se inaugura un nuevo lenguaje universal, donde se adora a Dios en Espíritu y en verdad.
Como en aquel día, la Iglesia hoy, unida en oración se adelanta a renovar el pacto de la nueva alianza, pero será ya no apoyados en la fuerza de la ley y su estricto cumplimiento, aquí la única fuerza capaz de transformarlo todo, será la fuerza del espíritu de Jesús: EL AMOR.
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